Ha sido el cumpleaños de mi ahijada, ¡¡La niña de mis ojos!!, así que me ha tocado hacerle la tarta. Yo encantada por supuesto.

Hablé con ella y no me puso muchas condiciones, que estuvera rica, que tuviera ‘kit-kat’ en los bordes y que no llevase oro por encima (me lo salté un poco a la torera, la verdad).

No os hacéis la idea de lo buena que me quedó y no es por que lo diga yo, sino por que ha sido uno de los pocos cumpleaños a los que he ido y no ha sobrado tarta.

Usé dos recetas diferentes: Para el bizcocho busqué la receta del Devil’s Food Cake (ya solo el nombre apetece ¿Verdad?), aunque la modifiqué un poco. Para el relleno utilicé como base la receta del relleno del Kinder Delice de Kanela y Limón, y también la modifiqué un poco. Soy un poco rebelde.

Puede que os parezca mucho trabajo, pero creerme que se hace en un pis-pas. Es muy fácil y merece la pena.

 

INGREDIENTES PARA BIZCOCHO

· 250 gr. Harina

· 1 sobre Gasificante

· 1 cucharadita Levadura Química

· 90 gr. Cacao en Polvo

· 210 gr. Azúcar

· 80 gr. Mantequilla

· 4 Huevos

· 1/2 botecito de Vainilla

· 350 ml. Leche

 

INGREDIENTES PARA RELLENO

· 400 ml. Nata para montar

· 250 gr. Mascarpone

· 6 cucharadas grandes de Azúcar

· 100 gr. Pepitas de Chocolate

· 6 Hojas de Gelatina

· 100 ml. Agua Caliente.

 

INGREDIENTES PARA EL MONTAJE

· Unas 40 barritas del tipo ‘Kit-Kat’ o Barritas Kinder.

· 100 ml. Nata para montar

· 40 gr. Azúcar

· 80 cm. de lazo más o menos.

· Granos de azúcar de colores o virutas de chocolate. Al gusto.

· Lámina de azúcar con fotografía u otro motivo decorativo.

 

EMPEZAMOS

Encendemos el horno a 170º.

En un bol mezclamos la harina, el cacao, la levadura y el gasificante (os dejo foto del gasificante que he usado yo, de Hacendado). Lo dejamos preparado a un lado.

En el robot ponemos a batir a velocidad media la mantequilla con el azúcar (también podemos hacerlo a mano) hasta que quede con una textura de pomada.

Sin parar de batir vamos añadiendo los huevos uno a uno, esto es, añadimos uno y cuando ya está integrado con la pomada echamos el siguiente. En la receta original son 3 huevos, lo dejo a vuestra opinión.

Añadimos la vainilla y seguimos batiendo.

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Ahora vamos añadiendo el bol que hemos dejado apartado con los elementos sólidos y la leche. ¿Como? Intercalando. Echamos tres cucharadas de ‘polvo’ y un chorrito de leche, otras tres cucharadas de mezcla sólida, otro poquito de leche,… así hasta que hayamos añadido todos los ingredientes en polvo y toda la leche.

Preparamos el molde (24 cm.) con papel vegetal, mantequilla y harina. Echamos la masa de bizcocho y horneamos durante 25-30 minutos.

Todos aquellos que seguís mis post sabéis que no soy muy partidaria de usar el ‘truco’ del palillo, pero con este bizcocho además de útil es necesario. Si sale manchado, todavía le queda hornado.

Una vez horneado desmoldar y dejar enfríar.

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No recomiendo que hagáis el relleno mientras el bizcocho está en el horno. El bizcocho tiene que enfriarse, tiempo suficiente para hacer el relleno de mientras. Además, si tenemos el relleno hecho desde muy pronto podría gelatinizar.

 

¡El relleno!

Mojamos la gelatina en agua FRÍA. Ponemos los 100ml de agua a calentar a fuego lento en un cazo.

Una vez que la gelatina está blanda la escurrimos con la mano, aprentando fuerte, y la echamos en el cazo con agua caliente para que se deshaga. Dejamos enfriar.

En el robot, batimos el mascarpone con el azúcar. Una vez que está integrado añadimos la nata y batimos a velocidad alta hasta que esté montada.

Bajamos la velocidad del robot hasta una velocidad baja-media y sin parar de batir vamos añadiendo la gelatina a cucharadas, poco a poco, y las pepitas de chocolate. Una vez integradas dejamos reposar esta mezcla unos 10 minutos en la nevera.

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En esos 10 minutos retiramos la parte de arriba del bizcocho ya que suele quedarse un pico. No hace falta quitar mucho, lo justo para que al poner el bizcocho boca abajo se quede estable y más o menos horizontal.

Abrimos el bizcocho utilizando una lira o un cuchillo. Ponemos el relleno en la parte que irá abajo. Tapamos con la tapa de arriba y apretamos un poco para que el relleno se expanda un poco.

Con una espátula recogeremos el relleno que sobre de un lado y rellenaremos los huecos que hayan quedado en otros lados.

De esta forma la he dejado toda la noche en la nevera metida en un portatartas, bien tapadita. La gelatina hará su labor y veremos que la nata se queda perfectamente compacta.

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Al día siguiente: ¡Montaje!

Batimos la nata montada con el azúcar. Lo hice en casa de mi padre, así que batí a mano con las varillas, ¡¡No es impensable!!

Con una lengua o espátula repartimos un poco por los lados y la parte superior de la tarta. Muy poquito.

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Metemos el resto de la nata en una manga pastelera. Se me olvidó la mía en casa, así que usé una bolsa de congelado a la que después corté una esquinita.

Ponemos las barritas una a una alrededor de la tarta y las atamos con un lazo para asegurarnos de que no se van a mover.

Ponemos la lámina de azúcar con la fotografía en el centro de la parte superior y decoramos con nata el espacio que queda entre la foto y las barritas. Después ponemos un poco de azúcar dorado por encima.

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Curiosidades

Salieron unas 25-28 raciones. Hay que pensar que la tarta es alta y que no hay que cortar trozos muy gordos. Además los niños echaron mano de las barritas en cuanto quitamos el lazo y eso también llena un poco, jejejeje.

El relleno no sabe a queso. Por si alguien se lo pregunta.

A veces me preguntáis si las tartas pueden prepararse de un día para otro. Hice el bizcocho y el relleno el día anterior y la dejé en la nevera toda la noche, al día siguiente viajamos, y solo tuve que decorarla al llegar al destino.

La lámina de azúcar con la foto: Encontré una tiendecita de material para repostería que imprime láminas a color sobre hojas de azúcar a 6€. La lámina es gordita y viene sobre un plástico que hay que retirar justo antes de poner sobre la tarta. Me dijeron que guardada en una bolsita Zip, aguanta hasta un mes. En mi casa solo estuvo 4 días y estaba perfecta. Imprimen en tamaño Din A4, esto nos deja una circunferencia de 21 cm en el caso de querer imprimirlo para una tarta redonda. Si la comemos sola no es tan dulce como el fondant por lo que no endulza tanto el sabor de la tarta. Las impresoras de material comestible vienen a costar a partir de 200€, más el material. Si no os dedicáis a hacer tartas no suele merecer la pena.

El rubio que sale con mi ahijada en la foto es de una serie de Disney, Austin Moon, de Austin y Ally.

 

Opciones

Si no tenemos la posibilidad de conseguir una lámina de azúcar podemos decorar con cobertura de chocolate, glaseado, crema de cacao tipo Nocilla, frutos rojos, mermelada, nata… Lo que queramos. Además, las barritas de chocolate nos harán de muro que mantendrá lo que pongamos en el centro.